En la entrega anterior, comentaba la importancia del cultivo de frijol en el estado de Chihuahua y cómo desde hace más de cinco años se ha estado impulsando la tecnología de usar biofertilizantes en la producción comercial de este cultivo.
Los biofertilizantes son sustancias sólidas o líquidas que contienen microorganismos benéficos, en forma de bacterias y hongos, que se adicionan a los suelos o se mezclan con las semillas del cultivo y viven asociados o en simbiosis con las plantas, en beneficio mutuo; los microorganismos utilizan y viven de los azúcares que proceden de la fotosíntesis de las plantas y su actividad estimula el crecimiento del sistema radicular de los cultivos; también le permiten al suelo fijar nitrógeno del medio ambiente para la nutrición de las plantas; protegen a las raíces ante microorganismos patógenos; son mejoradores y regeneradores del suelo e incrementan la solubilidad y la absorción de nutrientes, como el fósforo y otros elementos, que de otra forma no son asimilables para las plantas. Con esta simbiosis, las plantas se desarrollan mucho más.
En la producción de frijol en régimen de temporal en Chihuahua se están usando biofertilizantes líquidos, que contienen el hongo micorriza (Glomus intraradices) y la bacteria Rhizoium etli, que son productos nacionales y de manera comercial se encuentran disponibles en paquetes o presentaciones que contienen dos contenedores, uno de bacterias y otro de micorrizas de 100 mililitros cada uno, a un costo total de 300 pesos; la forma de hacerlo es que el paquete tecnológico que utilizan los agricultores para producir frijol de manera tradicional no es modificado y se siguen aplicando las dosis de fertilizantes químicos compuestos de nitrógeno y fósforo, a este paquete sólo se le adicionan los microorganismos antes de realizar la siembra, los cuales se diluyen en 300 mililitros de agua y así, los 500 mililitros de compuesto resultante se mezclan con 50 kilogramos de semilla de frijol, lográndose de esta manera su inoculación, esta cantidad alcanza para sembrar 2 hectáreas del cultivo, por lo que en cada hectárea adicionalmente se invierten 150 pesos.
Con esta tecnología se han obtenido incrementos promedio de 20% a 25% en la producción de frijol, lo cual es bastante favorable, ya que el rendimiento medio con técnica tradicional es de 700 kilogramos por hectárea en zonas de mediano y alto potencial productivo, de esta manera la cosecha adicional es de 140 a 175 kilogramos y considerando un precio de venta de 10 pesos por kilogramo, el incremento en ingreso es de 1,400 a 1,750 pesos, contra los 150 pesos adicionales invertidos en la dosis de microorganismos por hectárea, con estos resultados se favorece la productividad, la rentabilidad del cultivo y el ingreso de los productores.
*Guadalupe Cerino Guerrero es Especialista en Promoción en la Residencia Estatal de FIRA en Chihuahua. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.